Las Navidades con niños cerca se viven con mucha más intensidad e ilusión y, por muy pocas ganas que tengamos, las acabamos disfrutando. Y es que ver a Cecilia sorprenderse con las luces, disfrutar vistiéndose de pastorcita y oírla cantando villancicos a todas horas, hace que revivamos esa alegría e ilusión que sentíamos en nuestra infancia. Este ha sido el primer año que ha vivido estos días casi plenamente y nos lo ha sabido transmitir a la perfección.
Mi balance de esta Navidad sin duda supera las expectativas que tenía al principio, ha habido de todo. Empezamos pasando Nochebuena y Navidad junto a parte de mi familia en Burgos. Me encanta volver a mi tierra, pero más en estas fechas en las que puedo ver mi ciudad brillar, coincidir con un poquito más de tiempo con amigas y ver disfrutar a mi hija y mis sobrinos de las atracciones que encontramos por la ciudad. Para reunirnos toda mi familia, tuvimos que desplazarnos a Valencia el fin de semana previo a Fin de Año; dos días muy intensos y emotivos pero que supieron a poco por lo poco que se repiten durante el resto del año. Las fiestas que quedaban ya las hemos pasado aquí en Madrid, hasta llegar a la cumbre con la llegada de los Reyes Magos. Tengo que reconocer que todavía (creo) gano a mi hija en lo que a ilusión se refiere. Siempre he sentido un hormigueo especial esos días y ahora, al comprar sus regalos, colocarlos durante la noche mágica y verla a la mañana siguiente exclamando «¡¡Alaaa!!» mientras abre sus regalos, se multiplican los sentimientos.
Pero, a pesar de que tenía muchas ganas de volver a la rutina, no me ha importado en absoluto tener que esperar un día más. Disfrutamos del día de ayer los tres juntos en un centro comercial donde hemos comido y hemos ido al cine por segunda vez (podéis recordar la primera ocasión en que fuimos con Cecilia al cine aquí). Hemos visto Rompe Ralph y se ha portado igual de bien, pero creo que no le ha gustado tanto como Brave. Aunque a su padre y a mi nos ha encantado y nos hemos divertido de lo lindo.
A pesar de todo, ha sido una manera fantástica de darle el broche final a estas fiestas. Nos ha servido para desconectar y dar el relevo a la llegada de la rutina con energías renovadas, ¿no os parece?
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