¿Y si nos proponemos mirar siempre la vida con la perspectiva de los niños?
¿Por qué no vivir bajo la magia de la ilusión más allá de la llegada de los Reyes Magos? ¿Y si buscamos esa inocencia infantil en situaciones cotidianas? En los abrazos que nos regalan, en su entusiasmo por, por ejemplo, preparar unas magdalenas junto a vosotros o en una lluviosa tarde de peli y palomitas…
Pero esta noche y mañana… ¡emocionáos y soñad casi tanto como ellos!
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¡Felices Reyes!
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