El verano del 98 yo tenía 16 años y era el segundo que pasaba en el nuevo apartamento de mis padres en este rincón de la costa alicantina desde el que os escribo. No tenía demasiadas expectativas de disfrutarlo, pues el año anterior, aunque salí con un grupo de chicos y chicas, no había conseguido encajar del todo.
Una noche a mediados de julio, salí a una barbacoa a la que me invitaron y en ella, coincidí a unas chicas con las que, en seguida, hice muy buenas migas. Me contaron que habían conocido a unos chicos y que solían verles. Durante los siguientes días salí con ellas y con esos chicos también, y nos dijeron que tenían un grupo de amigos y amigas más que irían llegando. Y así fue. Durante los primeros días de agosto, al mismo tiempo que iban apareciendo y presentándose el resto, yo iba encontrándome más a gusto con todos ellos.
Una de esas noches apareció un muchacho que no había visto todavía. Sin saber por qué, fue al único al que me lancé a preguntar: «¿Y tú quién eres?», a lo qué él me respondió: «Yo soy Eduardo». «Pues yo Blanca», le dije. Y después de esas palabras, nos dimos dos tímidos besos.
A partir de ese día, nos hicimos inseparables entre los demás, no nos faltaban temas de conversación y era visible que habíamos congeniado. Me encandiló su manera de ser, de dirigirse hacia mi, a pesar de mis 16 añitos (el tenía 21) y lo que me hacía reír. Quizás os parezca extraño pero creo que desde el minuto uno ya sabía que sería el hombre de mi vida…
Lo que vino después, quizás os lo cuente algún día, pero al menos ya sabéis que la historia tiene final feliz…
Como recordaréis, para poner banda sonora a esta especial historia de verano, os pedí que eligierais una de las dos canciones que más sonaron. Y, de las respuestas que me habéis dado, la que habéis elegido es este Corazón Partío de Alejandro Sanz.
Bueno, pues ya os he contado mi pequeña historia del verano más especial de mi vida. Espero no haberes defraudado…
¿Me contáis cuál fue vuestro verano más especial?
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