Recuerdo cuando era pequeña que uno de mis momentos del día favorito era el la merienda. Solía consistir de un bocadillo de jamón york, mortadela o queso o de una vaso de leche con cola cao y galletas. Pero eso era lo de menos, porque para mí, lo importante era con quién y cómo merendaba: en muchas ocasiones la preparaba mi abuela en casa y me la tomaba con ella contándole cómo me había ido el día y en otras, cuando hacía buen tiempo, me la comía jugando con alguna amiga o alguna vecina a la salida del colegio.
Ahora, si comparo mis meriendas con las de Cecilia, llego a la conclusión de que poco tienen que ver. ¿Por qué? Pues porque ni el ritmo de vida que llevamos, ni sus gustos son iguales a los míos. Para empezar, casi siempre voy a recogerla del colegio en coche, por lo que la llevo la merienda y se la toma según la recojo de la puerta. Normalmente, cuando llegamos al vehículo ya la ha terminado. Pocos son los días que puede merendar en casa, tranquila (como hacía yo con mi abuela) porque muchas tardes tiene alguna actividad extraescolar después. En cuanto al contenido de la merienda, suele constar de pan con jamón york, fuet (nunca en bocadillo, salvo que sea de foie gras), algún día fruta (reconozco que menos de los que debería) y otros días algo de bollería (es lo que tiene tener una pastelería en frente del cole a la que solemos ir algunas veces con su primo).
Hoy os escribo sobre meriendas porque hace unos días estuve en la presentación del 1º Estudio sobre Hábitos de Merienda en España promovido por la conocida marca de quesos El Caserío en colaboración con Aldeas Infantiles. Del análisis, con 1.200 entrevistas realizadas en 600 hogares de toda España, se desprende un primer e importante dato: el 82% de los padres y el 95% de los niños aseguran que la merienda ha estado presente en su día a día, es un momento indispensable del día.
El Estudio señala que nuestros hijos toman menos bocadillos que nosotros; en datos: un 40% de nuestros menores merienda bocadillos, frente al 80% de los padres a su edad. Por otra parte, las meriendas de nuestros hijos son más variadas que las nuestras; en los últimos años, no sólo ha aumentado la ingesta de sandwiches y galletas, sino que meriendan más fruta y más lácteos.
Pero ojo, que el consumo de bollería es mayor, especialmente en Andalucía, donde se ha triplicado –> El dato: el 40% de los niños y niñas consume alguna pieza de bollería en la merienda, 7 veces más que la media nacional.
Como contrapunto, el estudio pone de relieve otro dato importante: que casi la totalidad de los padres y madres encuestados cree unos buenos hábitos en la merienda de sus hijos, les influirá en sus valores alimenticios del futuro. Aunque 2 de cada 3 padres compensan meriendas saludables con algún que otro capricho.
Por otra parte, frente a los padres y madres encuestados, quienes afirman que eran sus madres quienes solían prepararles la merienda, son los hijos los que ponen de manifiesto una cambio de tendencia. Con el paso de los años, el número de padres comprometidos en este cometido es mayor, especialmente en Cataluña. No obstante, el papel de la madre sigue siendo protagonista frente a otras figuras como la del propio padre, antes señalada, los abuelos, cuidadores u otros familiares.
El Estudio se ha fijado, también, en la forma en la que nuestros hijos meriendan. Mientras la mayoría de los padres encuestados jugaban mientras tomaban la merienda frente a quienes lo hacían viendo la televisión, la torna también ha ido cambiando hacia este último sentido llegando a duplicarse la cifra. Hablamos de que se trata del 39% el porcentaje de niños que merienda realizando actividades más sedentarias. Una cifra que en Andalucía se eleva hasta el 66%. Da que pensar, ¿verdad?
Para terminar, este análisis refleja cierto sentimiento de culpa de los padres y madres encuestados. Porque no sólo no disfrutan de la merienda con sus hijos igual que cuando ellos eran niños, sino porque el 75% de ellos considera que el ritmo de vida actual no les permite disfrutar de ese momento. Las prisas, el trabajo o el día a día les impide valorar este momento. Y es más, a más de la mitad de los adultos encuestados gustaría que sus hijos tuviesen las mismas meriendas que ellos tuvieron.
En definitiva, un estudio que desprende unos datos que nos invitan a reflexionar recordando nuestras meriendas y comparándolas con las de nuestros hijos y que nos deja estas conclusiones importantes:
- Que la merienda es algo más habitual entre los hijos que lo era entre sus padres
- Que los hijos toman más variedad de alimentos durante la merienda
- Que, aunque la madre sigue siendo la principal figura a la hora de preparar la merienda y acompañar a los niños, la figura del padre va cobrando cada vez mayor relevancia
- Que los hijos cada vez realizan más actividades sedentarias mientras meriendan
Pero lamentablemente son muchos los niños y niñas que no pueden realizar las tres comidas del día (ya no hablamos ni de las cinco recomendadas) por falta de recursos. Por este motivo nace el acuerdo entre Aldeas Infantiles y El Caserío. Con su renovación, se podrán suministrar 30.000 meriendas a los pequeños que diariamente acuden a los 21 Centros de Día que la organización tiene repartidos por toda la geografía española. Así, más de 500 niños y jóvenes que podrán, durante nueve meses más, disfrutar de este momento del día.
Y a vosotros, ¿qué sensación os deja los datos de este 1º Estudio sobre hábitos de meriendas en España? ¿Cómo meriendan vuestros hijos? Y vosotros cómo merendábais?
Deja una respuesta