Estos días estoy viendo mucho revuelo en las redes sociales como consecuencia de las últimas declaraciones que la periodista Samantha Villar ha manifestado con motivo de la publicación de su libro: «Madre hay más que una». Algunos titulares son:
«Yo no soy más feliz ahora de lo que era antes, tener hijos es perder calidad de vida. Aunque hay momentos que dices: son preciosos; una cosa no quita la otra.»
Afirmaciones tan tajantes como éstas, están levantando ampollas. Pero qué queréis que os diga, a mi lo primero que me ha salió pensar cuando las leí fue «Claro». Porque como su libro libro titula: madre hay más que una. Y todas más que comprensibles. Hay madres que han vivido su maternidad de una forma plena y madura y hay madres que nos dimos de bruces con un golpe de realidad, como yo. Habrá madres que muestren sus sentimientos y habrá madres que se los callen.
Pensaréis, como también he visto por ahí: «¿Pero ésta no leyó, no se informó, no miro a su alrededor…? Claro que sí. Yo también leí mucho. Todavía recuerdo las risas de mi cuñado porque me comprara tantas revistas, guías y libros varios relacionados con el embarazo, el parto y la maternidad en general. Y ahora pienso que en el fondo, tenia razón. ¡Cada situación a la que debes enfrentarte es tan diferente a cómo la habías leído o puede que simplemente no te acuerdes! Porque el postparto descrito en las guías que tenía, es infinitamente peor a ese halo de tristeza, a esa melancolía o a ese déjate ayudar… ¿Y si no puedes o lo que es peor: no quieres dejarte ayudar cuando el único apoyo que puedes recibir es el de tu suegra y tu rencor porque tu madre no puede estar a tu lado no te permite dejarla echarte una mano? ¿Y si tu marido no quiere puede cogerse los quince días (o actualmente el mes) de permiso y te ves sola la mayor parte del día con un bebé al que tienes que alimentar, limpiar, dormir, oír llorar…?
¿Esto se contaba en todo lo que leí? No. ¿Es tan criticable que haya alguien que nos cuento lo malo, lo difícil que es al principio, los tabúes, los prejuicios…? Hay madres que, como yo, no fuimos felices en muchos momentos, que vimos nuestra vida cambiar de una manera tan radicalmente repentina que no fuimos capaces de asimilarlo a la misma velocidad.
Pero por suerte, esta situación no dura mucho tiempo y pronto se aprende a disfrutar de la nueva vida. Y estoy segura de que a Samantha le ocurrirá lo mismo. Quizás cuando pasen los años (no muchos) y relea su libro ya no esté tan de acuerdo con muchas de sus afirmaciones pero nunca podrá borrar lo que para ella supusieron su primeros años como madre.
Por favor, dejemos de juzgarnos y criticarnos y permitámonos vivir y expresar nuestra propia realidad. Como indicaba antes, por mucho que leamos, al final nos daremos cuenta que de poco o nada nos ha servido, lo mismo que podría ocurrirnos con las declaraciones y el libro de Samantha Villar. Lo podréis leer y olvidaros llegado el momento de dar a luz a vuestro retoño.
Pero que nos quede el poso de que puede que no todos los días veamos el sol salir aunque brille bien fuerte detrás de nuestra ventana, es importante.
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