Algo más de mes y medio llevamos de este nuevo curso escolar que, en esta casa y para Cecilia supone todo un reto: 3º de Primaria. Un curso que comenzamos algo preocupados. Y es que las experiencias de otras familias ya nos avisaban de que en tercero comenzaba «lo serio», que sería más duro que los dos cursos anteriores y más en un colegio que ya tiene la fama, nada infundada por otra parte, de ser bastante exigente.
Y ya lo vamos comprobando. Además de tener un nuevo tutor y nuevos profesores repartidos por varias asignaturas, un nuevo ritmo de estudio y deberes a los que a Cecilia la está costando un poquito adaptarse.
A partir de ahora debe apuntar los deberes que tiene que hacer y los controles en su agenda escolar y, con ello, coordinar los libros que ha de traer a casa para hacerlos. Y si os digo la verdad, muchas veces no tengo casi que preguntarla o echar un vistazo a su agenda y no es porque mi niña sea la más organizada y lo sepa siempre con certeza, no. Es porque prácticamente cada día dispongo de esta información en mi teléfono, en el grupo de whatsapp de las madres (y algún padre) de la clase. Os voy a confesar que más de un día nos ha venido bien porque o bien se le había olvidado el archivador en el que hace los deberes o bien los libros y otros, se ha llevado alguna bronca. Pero últimamente estoy teniendo más paciencia con ella (y no es que la quiera disculpar) pero tampoco puedo obviar que es la más pequeña de la clase (os recuerdo que hasta el próximo mes de diciembre no cumple 8 años) y que todavía está teniendo que enfrentarse a algunas dificultades añadidas que debe terminar de superar al tiempo que consigue adaptarse a este nuevo ritmo de estudio y tareas.
Pero este margen de tiempo acabará y terminaré por dejar de contarla qué deberes tiene que hacer, cuál es la fecha de su próximo control o mostrarla la foto de la página del libro que tiene que trabajar. No puedo evitar pensar que, con nuestra «ayuda», estamos haciendo niños y niñas menos responsables de lo que pueden llegar a ser y más confiados para una vida escolar y laboral que no se lo va a poner nada fácil. Por eso, en unos días si no ha realizado las anotaciones correctamente en su agenda, si no ha traído su archivador o sus libros deberá afrontar sus actos y las consecuencias negativas que todo ello la puedan acarrear. Porque como dice el dicho: «Para aprender, perder».
Vosotras y vosotros contadme, ¿es habitual recibir este tipo de noticias por whatsapp? ¿Fue sólo al principio o es una situación que se dilata en el tiempo?
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