Esa es la pregunta que me surgía antes de ser madre cuando veía a un niño o a una niña con gafas de sol. Ahora, en nuestro caso, podemos decir que el tema de las gafas de sol para niños o niñas, es una mezcla de antojo, pero también me parecen importantes. Capricho, porque a Cecilia le encanta imitarme y yo utilizo gafas de sol durante todo el año (ya os lo conté aquí), así que es más o menos normal que ella también quiera llevar gafas, «como mamá». Pero también existe un punto de necesidad porque desde muy pequeña se ha quejado de que el sol la molestaba. Por eso, cada verano (cuando aún no tenía dos años), la hemos venido comprando gafas de sol. Aunque nunca las ha roto, sí se la han acabado perdiendo. Este año, su papá fue un día a la farmacia y la compró unas, que tuvo que cambiar por otras rosas…, que la niña quiere resguardarse del sol, pero a su estilo. Son un modelo de la marca Chicco, similares a éstas:
En este artículo de 20minutos.es nos explican las razones por las que son importante y, en muchos casos necesarial las gafas de sol para niños y niñas y por qué sí deben utilizarlas. Motivos que se resumen en que las gafas de sol no sólo son para adultos, ya que como indica su fuente, Colegio Oficial de Ópticos Optometristas de Cataluña, tan solo el 2% de los niños utiliza gafas de sol, cuando los ojos no completan su total desarrollo hasta los 25 años y por tanto una escasa protección puede conllevar problemas. Los ojos son 20 veces más sensibles que la piel a los efectos nocivos del sol y, en concreto, la pupila de los niños es mayor que la de los adultos y permite la entrada de más cantidad de luz, que el cristalino que actúa como filtro no está totalmente desarrollado y que los tejidos oculares de los menores tienen menos pigmentos y por ello protegen menos. Otro dato importante que este artículo señala es que el 80% de la radiación UV que se acumula en la vista de los niños tiene lugar antes de los 18 años y, por tanto, una parte importante de las enfermedades oculares graves, principalmente las relacionadas con la edad, son resultado de la acumulación de la exposición a estos rayos.
En definitiva, debemos tomar conciencia de que los efectos nocivos del sol pueden afectar también (y mucho) a los ojos de nuestros hijos e hijas y que, como han recordado los ópticos, sólo el 17% de las 28,5 millones de gafas de sol que se venden cada año en el país se adquieren en tiendas especializadas, lo que consideran un riesgo añadido porque no tienen las garantías de salud necesarias.
Vosotros y vosotras, ¿consideráis gafas de sol para los peques? ¿Se las compraríais? ¿Las utilizan?
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