Conversación con Cecilia ayer por la tarde:
– Mamá, ¿qué tienes en la boca?
– Un chicle, mira. (Le dije yo enseñándoselo)
– Yo de mayor también voy a comer eso.
Y así os podría contar muchos ejemplos a diario.
A todos nos ha pasado y miramos a nuestros hijos con nostalgia y cierta pena. Nostalgia porque nos vemos a nosotros años atrás diciéndoles lo mismo a nuestros padres y pena porque mirando desde nuestra perspectiva actual con nuestros problemas, preocupaciones y miedos diarios pensamos en lo bien que están como están. Porque aunque seguro que para ellos debe ser duro ver que, aunque van creciendo, pueden hacer muchas cosas que tan sólo 2 meses atrás no habrían podido, sus ansias de seguir aprendiendo y descubriendo habilidades les superan y quieren más. Quieren hacer la comida «en la cocina de verdad», quieren conducir y se ponen al volante de tu coche moviéndolo como si te fueran a llevar de fin de semana, quieren llevar las bolsas del súper hasta que se dan cuenta de que pesan mucho… Y entonces se dan cuenta de que todavía no son tan mayores como ellos quieren.
Pero a mí me pasa justo al revés, yo quiero ser como ella: que se levanta casi todos los días con una sonrisa en la boca a pesar del madrugón y las prisas de ir al cole y viene contenta (señal de que le gusta), de que le vayan a buscar sus papás o sus abuelos, de tener abuelos, de que venga tu papá con mil historias en la cabeza y con sólo una sonrisa y un beso le cambies la cara en menos de un segundo, de estar con mamá la mayor parte del tiempo e irte a la cama sabiendo que ella va a estar ahí hasta que te duermas.
Y quiero vivir y disfrutar de la vida como ella, sin las pequeñas preocupaciones y temores que yo pueda tener, que por suerte no son lo suficientemente serios como para quejarme.
Pero pienso en esos padres que se encuentran sin trabajo, que viven con el temor de perder lo poco o mucho que han podido conseguir con el esfuerzo de años y que miran a su hijos con la tristeza de pensar que quizás sus hijos no quieran ser como ellos.
Eva Manjón says
Maravillosa reflexión, qué bonitas palabras, seguro que algún día Cecilia leerá este post y pansará «claro que quiero ser como mamá»
rafa martinez says
Buena reflexión, maja, c´est la vie!!
maria says
Simplemente me encanta.
Leticia says
Que razón tienes ¡¡¡¡
Zulema says
Qué bonita y acertada reflexión. A mí también me gustaría volver a ser niña ¿a quién no?
Yo por desgracia soy una de las mamás en paro y la situación no es nada fácil. Esperemos que las cosas mejoren pronto para todos. Es curioso Blanca, dejé de trabajar hace bastante par poder estar con mis hijos en su día a día, y ahora que son mucho más independientes y una quiere seguir realizándose fuera del hogar la cosa está bastante difícil
admin says
El tiempo que has pasado con ellos y que ellos han disfrutado de ti, no os lo quita nadie. Sólo espero que tengas mucha suerte y que pronto puedas trabajar también fuera de casa. Estoy segura de que ellos están orgullosos de ti.