…ante cada día de nuestra vida o ante nuestras circunstancias, positivas o negativas… Y saber trasladarlas a las personas que nos rodean, así haremos mucho más fácil nuestra vida y la de los demás. Tengo muy claro que soy una persona afortunada, pero en muchas ocasiones me ahogo en pensamientos negativos que lo único que hacen es entorpecer mi camino y hacer más grandes las pequeñas adversidades que carecen de la importancia que yo les doy. Por eso hoy voy a cantar un alegato de positividad, alegría y optimismo.
Me doy cuenta de lo importante que es esto a la hora de relacionarnos con nuestros hijos e hijas. Si a Cecilia le muestro alegría, si mi tono de voz es dulce y complaciente, si le canto una canción inventada diciéndole lo bonita que es… tendré más posibilidades de que las próximas horas sean divertidas y ella esté feliz. Aunque también es cierto que hay ocasiones en las que ya no depende de nosotros porque ellos y ellas también tienen malos días: discuten con sus amigos o amigas o les castigan en el cole porque se han portado mal. La diferencia es que ellos y ellas no tienen las herramientas que nosotros y nosotras sí tenemos para afrontar las pequeñas adversidades diarias y tratar de darlas la vuelta de una manera razonada. Les tenemos que ayudar y tratar de encauzarles su negatividad de las mejor (y más sana) manera que podamos. Con paciencia, mucha paciencia.
Porque por muy mal día que haya tenido, por mucho atasco que haya tenido, por muy cansada que esté, voy a borrar todo esto de mi pensamiento en el mismo momento en que recoja a Cecilia del colegio. Porque ella no se merece malas caras o quejas por el simple hecho de que su sonrisa le llega de oreja a oreja desde que me ve en la puerta de su clase. Eso debe estar por encima de todo. Su felicidad es lo más importante.
Y porque como he leído hoy: Yo seré madre toda mi vida y ella sólo será niña una vez.
Lorena says
Pero que madraza estás hecha!!!!!!!
No me cabe duda de que Cecilia va a ser muy feliz con ese par de padres que tiene. Todo un ejemplo para las demás. Espero seguir aprendiendo tantas cosas de ti!
CAROLINA says
Bueno, lo asumo, voy a llorar un montón de veces leyendo este tipo de cosas. Porque me emocionan, porque me conmueven, porque soy humana y porque soy sensible. Pero voy a alegrarme de cada lagrimilla porque significa que estoy viva y siento. Y, qué narices, me gusta!
Me gusta leer cosas bonitas que salen del corazón de personas bonitas y que me tiemble la barbilla y se me empiece a nublar la vista con las lagrimillas.
Estoy totalmente deacuerdo con lo que dices. Supongo que es un dogma de la maternidad: pase lo que pase en nuestro mundo de adultos y por malo y negativo que sea, nunca tiene que traspasar la barrera de la infancia de nuestros hijos. Ahora sé que cuando mis hermanos y yo éramos pequeños, mis padres pasaron por una situación económica realmente difícil, debieron ser unos momentos terribles para ellos, pero nosotros ni siquiera sospechamos absolutamente nada. Aunque perdimos hasta la casa, lo hicieron de tal forma que nuestra vida pareció seguir exactamente igual, disfrutando como niños.
Sólo puedo decir: GRACIAS PAPÁS!
El horno de mami says
Un post precioso. Llevas toda la razón del mundo, tenemos que dejar nuestro problemas a un lado cuando estamos con nuestros hijos porque el tiempo pasa muy deprisa y su niñez no podemos recuperarla.