En la clase de Cecilia acaban de inaugurar la «Biblioteca de aula». Cada niño o niña han llevado un libro de una lista que la profesora nos ha mandado y los irán intercambiado durante lo que queda de curso junto con un pequeño comentario que han de devolver junto con el libro en un plazo máximo de 15 días. A mi me encanta esta idea; aunque sea un deber y una obligación más, espero que la sirva para coger más soltura y para aficionarse tanto a la lectura como yo. ¡Que en esta casa por libros y cuentos no será!
El primer libro que Cecilia ha leído (y que quiero compartir con vosotros en nuestra Biblioteca MpM) ha sido Pepe piensa… ¡Cómprame la moto roja!, de la serie Pepe piensa de la colección blanca Primeros Lectores de El Barco de Vapor de SM. Un libro que narra la historia de Pepe y su mamá en el supermercado y el deseo del pequeño de que su madre le compre una moto que acaba de descubrir en el establecimiento. La historia está, escrita por Michel Piquemal con divertidas ilustraciones de Thomas Baas. El libro, además, ayuda a que las y los más pequeños reflexionen sobre las cosas verdaderamente importantes y que no se pueden comprar con dinero y les enseña cómo de fácil nos lo ponen en las pequeñas y grandes superficies para que se nos antojen aquellos productos que no son necesarios pero sí muy golosos para la vista y para el gusto…
Cada noche desde hace una semana se ha llevado el libro a la cama (como lleva haciendo con otros desde hace ya algunas semanas) y, antes de dormir ha leído unas cuantas páginas hasta que, hace un par de días, lo ha terminado.
Ella por su parte y yo por la mía, lo hemos leído y, juntas, hemos reflexionado sobre las propuestas que el libro ofrece en sus páginas finales. Algo que me ha ayudado a descubrir cómo de consciente es acerca de las cosas que ella ve verdaderamente importantes para ella como el buen humor, la lectura, la naturaleza, el aire, el agua, los amigos o el amor de la familia en las que estamos las dos de acuerdo y otras como el coche y el teléfono móvil que ella las ha incluído. Y es aquí donde quiero pararme a reflexionar: Para mi a su edad, darle esa importancia al coche era impensable porque en Burgos mi padre sacaba el coche en contadas ocasiones y al colegio iba y volvía siempre andando. Pero no me ha sorprendido tanto que Cecilia califique al coche como indispensable porque por desgracia lo necesitamos para ir y volver del cole a diario. ¡Ojalá llegue pronto el día en el que el coche deje de ser indispensable para nosotras!
Ahora, lo del teléfono móvil sí que nos lo tenemos que hacer mirar… ?
¿Vuestras y vuestros peques tienen también Biblioteca de aula? ¿Habéis conseguido que se aficionen a la lectura? ¿Cómo?
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