Aunque para muchos de nosotros la Navidad comenzó ayer con el sonido de la Lotería, lo cierto es que ya llevamos días preparando estas fechas organizando con qué parte de la familia nos reuniremos cada fiesta o comprando regalos o comida para tenerlo todo preparado. Con este torbellino consumista (con el que también disfrutamos, ojo) muchas veces nos olvidamos de lo importante: Recordar a los que no están (con la tristeza obvia de ausencia y la alegría de rememorar los momentos pasados vividos) y vivir la suerte de poder mirar a cada una de las personas que nos rodean en la mesa y disfrutar de su presencia. Porque no sabemos lo que nos deparará la próxima celebración y porque esta Navidad (como cada día) no volverá.
Y porque muchos (como la cajera del súper que me atendió ayer) no tendrán la suerte de celebrar nada con nadie más que la presencia que su soledad o la de sus seres queridos en la pantalla del ordenador, otros pasarán estas Fiestas en un hospital degustando su cena especial y luchando por celebrar fuera de los muros de sus habitaciones lo más pronto posible o aquellos que saborearán la solidariad de otros en los Comedores Sociales…
Por eso, mi deseo es que os unáis; y no sólo físicamente. Que dejéis atrás vuestro orgullo y llaméis a ese familiar al que una rencilla os impide preguntarle cómo le van las cosas, que miréis a vuestros pequeños y reflejéis en vuestro rostro la ilusión de sus ojos y que os pongáis guapos y guapas; da igual si os ha tocado cocinar, seguro que encontráis un rato antes de la cena para dedicaros unos minutos.
Y que sonriáis mucho, que cantéis bien o mal, que juguéis como niños, y que comáis de todo como se hace ahora en Navidad… En vuestra casa, en la de vuestra mamá, en la de vuestra suegra… En vuestra habitación de hospital o donde sea.
Buscad y encontrad la felicidad, que en cualquier detalle la encontraréis.
Sed felices. En Navidad y siempre.
¡FELIZ Navidad!
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