De cara al comienzo de este nuevo curso, voy a contaros nuestra experiencia del curso pasado, por si os pudiera servir de ayuda. Cecilia cursó 1º de Primaria, una etapa llena de cambios importantes: nueva maestra, algunos nuevos compañeros y compañeras, nuevas asignaturas, más deberes… Pero, fundamentalmente, puede convertirse en un curso lleno de oportunidades a la hora de corregir los problemas que hayan podido surgir hasta ese momento para atajarlos y que no vayan a más.
Ya durante la etapa de Educación Infantil nos habíamos percatado de que a Cecilia se le daban mejor los números que las letras y que le costaba (y no le terminaba de gustar) leer… El problema vino con la llegada al nuevo ciclo, cuando esta dificultad se hizo más patente y llamó la atención de su nueva maestra. Por suerte, tras observarla y gracias a su interés, averiguó por dónde podía venir el obstáculo. Y es que, en nuestro caso, la labor de su profesora ha sido crucial porque fue ella la que dio con el problema y, por lo tanto con la solución al observar en Cecilia ciertas actitudes que comparadas con el resto de sus compañeros en el aula, hicieron saltar su señal de alerta.
Algunas de las señales que abajo os indico son las que Cecilia presentaba. Actitudes que os pueden indicar que hay algo que no va bien; así que permaneced atentos si vuestro peque:
- Invierte letras o números cuando lee o escribe
- Se pierde cuando lee o se salta palabras o líneas.
- Emplea el dedo para mantenerse en el punto de lectura.
- Se acerca mucho al libro
- Mantiene una mala postura cuando lee o escribe
- Tiene dolores de cabeza
- Mueve excesivamente la cabeza al leer (en vez de mover los ojos)
- No mantiene la atención en clase
- Presenta una mala comprensión lectora
- Le cuesta terminar las tareas
- Se frota los ojos o parpadea excesivamente.
Pero la educadora de Cecilia necesitaba de otras opiniones que diagnosticaran y pusieran un nombre más técnico a sus temores. Así que nos derivó al optometrista, es decir, al profesional encargado de prevenir, detectar y resolver problemas visuales. Y los que ya son nuestros optometristas realizaron un completo examen visual a Cecilia y su diagnóstico no hizo más que corroborar lo que la profe de Cecilia ya sabía y que en lenguaje optometrico concluyó que presentaba:
- Disfunción oculomotora: Los movimientos oculares de Cecilia eran bruscos, imprecisos e incompletos, con movimientos asociados de cabeza y boca. Estos movimientos sacádicos (o de salto) eran hipométricos, lo que quiere decir que eran demasiado cortos por lo que en cada uno de esos saltos necesitaba hacer una corrección para alcanzar el punto al que quiere mirar. Esta corrección es un esfuerzo innecesario y puede dificultar la lectura.
- Exceso acomodativo, lo que significa que Cecilia realizaba un sobreesfuerzo innecesario a la hora de mantener el enfoque en visión próxima, lo que le producía fatiga visual y/o necesidad de evitar el trabajo en cerca. Además, sus dificultades a la hora de cambiar de enfoque de visión lejana a visión próxima le hacían incapaz de relajar el enfoque.
- Exceso de convergencia. Esto le ocasionaba fatiga visual después de la realización de tareas de fijación en visión próxima, dificultad a la hora de copiar de la pizarra, o en cualquier actividad que requiera un cambio de visión de cerca a lejos y viceversa.
Lo más difícil, que era averiguar los problemas, ya estaba conseguido, por lo que la siguiente tarea radicaba en ponerles solución. Y en ello estamos desde hace algunos meses, haciendo terapia tanto en Cover Optometría como en casa, con ejercicios que vamos cambiando cada semana. Los avances se van haciendo más patentes día a día: Cecilia no sólo escribe y lee mejor, sino que se siente más motivada y su autoestima ha aumentado.
Espero que nuestra experiencia os ayude a observar a vuestros peques y a permanecer alertas puesto que, por desgracia, cada vez es mayor el número de casos con este tipo de patologías. Y cuanto antes se detecten, mayores serán las posibilidades de atajarlas por completo.
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