…Lo más normal es que venga un día duro. Y encima lunes.
Ya os conté el pasado viernes que me esperaba un intenso fin de semana en el que apenas he entrado en casa. Para Cecilia, el domingo fue ajetreado también, pues tuvo cumple con sus amigos de clase. Ya me imaginaba yo que a esto le podrían suceder dos posibilidades: una, que cayera rendida y se durmiera en seguida (siempre he sido muy optimista) y la segunda, lo que ocurrió, que estaba tan emocionada que, a pesar de que se rascaba con fuerza los ojos, decía que no tenía sueño. Finalmente, la santa paciencia de mi santo marido consiguió que se durmiera.
Pero el descanso duró poco. A los pocos minutos, antes de que yo me fuera a dormir se despertó llorando. Le han salido unos granitos, quizás debido al calor, que la pican bastante y, aunque le apliqué crema hidratante, la molestaban mucho. En las 5 o 6 veces que se despertó antes de acostarme y las otras tantas que se despertó cuando ya estaba yo dormida, no la calmaba nada, ni siquiera el agua fresca.
A la mañana siguiente, sorprendentemente, no le costó demasiado levantarse. Durante unos minutos sólo quería quedarse en la cama y seguir durmiendo, pero después conseguí que se pusiera en marcha. El día, según me contó su profe, lo pasó bien y trabajó muy bien en clase, aunque no llevó del todo bien que la despertara después de que se me quedara dormida en el coche…
Para qué os voy a contar cómo anduve yo todo el día. Yendo con el coche, me confundí dos veces en trayectos que ya había realizado en más ocasiones y, en el súper se me cayó de las manos un brick de zumo esparciéndose todo el contenido por el suelo del pasillo y por mis zapatos… Dolor de cabeza y malestar aumentado por los síntomas provocados por la alergia han hecho que deseara que llegara la hora de ir a a la cama y poder dormir…
Y es que estaba muy mal acostumbrada; hacía muchos meses que Cecilia no dormía tan mal. Pero, aunque yo pasara mal día, más penita me da ella y más me enorgullece que, a pesar de todo, hiciera frente al día. Siempre lo diré, ¡cuantas lecciones debemos aprender de ellos!
Vosotras y vosotros, ¿tenéis alguna anécdota provocada por una mala noche?
Urbanmon says
Yo una de esas mañana sin haber podido casi dormir me perdí en el Metro. Salí por un sitio diferente y estuve 10 minutos dando vueltas por los pasillos sin encontrar la salida. Parecía tonta perdida. Lo que hace la falta de sueño.
Bss
Mamá Bella, Bebé Cuidado says
Yo no me puedo quejar, mi monstruita desde que tenía tres meses duerme siempre de un tirón, así que no quiero ni pensar cuando tenga una noche mala
Desire duerme feliz says
Hola. Acabo de conoce tu blog pero me ha encantado asi que por aqui me quedare con tu permiso. Te sigo via face tambien